Adolfo Serra (Teruel, 1980) ha sido un apasionado del dibujo desde muy pequeño. Estudió Publicidad y Relaciones Públicas, y trabajó para varias agencias de publicidad. Años después, en la Escuela Arte10 de Madrid, se reencontró con su vocación, y desde entonces su mesa se ha llenado de colores, papeles y texturas. Para él ilustrar es decidir, ilustrar es contar, ilustrar es observar, ilustrar es... muchas cosas, depende de la visión de cada uno. Sus ilustraciones han estado presentes en la Feria del Libro de Bolonia, la Bienal de Ilustración de Bratislava, la Feria del Libro Infantil de Sharjah, el Catálogo Iberoamericano de Ilustración, el CJ Picture Book Awards de Corea, la Mostra Internazionale d'Illustrazione per l'Infanzia de Sàrmede y la Real Academia de España en Roma. Su trabajo, que destaca por un uso exquisito de la luz y los colores más variopintos, puede encontrarse en varios libros que se ha encargado de ilustrar, tanto clásicos como contemporáneos, y también de literatura infantil, por la que siente un gran aprecio: Hojas de hierba, de Walt Whitman (Alma, 2019); Caperucita Roja (Nórdica, 2019); Memoria de la nieve, de Julio Llamazares (Nórdica, 2020), o Un disfraz equivocado, de Fernando Pessoa (Nórdica, 2021). Parte de su actividad profesional consiste en desarrollar talleres y laboratorios vinculados con la ilustración y el dibujo, tanto para niños como para adultos.Miguel Hernández nació en Orihuela en 1910. Desde muy joven tuvo que compaginar su vocación poética con su trabajo de pastor de cabras. En 1934 se traslada a Madrid, donde su obra empezó a conocerse. Fue decisiva para su evolución ideológica y literaria la amistad con Pablo Neruda y Vicente Aleixandre. Al estallar la guerra, se alistó como voluntario a favor de la causa republicana. Atravesó, en poco más de diez años de creación, distintas etapas literarias que se relacionan, sin duda, con sus datos biográficos: muerte de su primer hijo, nacimiento del segundo cuando la guerra toca a su fin, su encarcelación... Entre sus obras destacan Perito en lunas, El rayo que no cesa, Viento del pueblo, El hombre acecha y Cancionero y romancero de ausencias. Miguel Hernández muere tuberculoso en la cárcel de Alicante a los treinta y un años.
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