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Ver en detalle las listasEn el tercer poema de Concierto animal (1999), de Blanca Varela, un verso -que bien puede ser imputado a la extrema banalidad, al lugar común, a una osada indiferencia retórica- logra lo imposible, permite "observar el extraño (y maravilloso) espectáculo de un poema convirtiéndose en lo que es". El verso "[...] el más crudo invierno" -cuya nula celebridad "poética" lo identifica entre las frases más trilladas de nuestra lengua, como "la ... Ver más Ocultar En el tercer poema de Concierto animal (1999), de Blanca Varela, un verso -que bien puede ser imputado a la extrema banalidad, al lugar común, a una osada indiferencia retórica- logra lo imposible, permite "observar el extraño (y maravilloso) espectáculo de un poema convirtiéndose en lo que es". El verso "[...] el más crudo invierno" -cuya nula celebridad "poética" lo identifica entre las frases más trilladas de nuestra lengua, como "la infinita noche" y "el tormentoso mar"- ha producido este acontecimiento. Que así ocurra, intriga. Su inclusión en el poema no obedece a una ruptura. No es consecuencia ni efecto de una nueva vanguardia que toca reavivar en la poesía última de Blanca Varela. Ajeno a la liquidez conversacional de la lengua y al calentamiento gaseoso del lenguaje metafórico, "[...] el más crudo invierno" es literalidad pura que somete al poema al más radical enfriamiento. En el tercer poema de Concierto animal (1999), de Blanca Varela, un verso -que bien puede ser imputado a la extrema banalidad, al lugar común, a una osada indiferencia retórica- logra lo imposible, permite "observar el extraño (y maravilloso) espectáculo de un poema convirtiéndose en lo que es". El verso "[...] el más crudo invierno" -cuya nula celebridad "poética" lo identifica entre las frases más trilladas de nuestra lengua, como "la infinita noche" y "el tormentoso mar"- ha producido este acontecimiento. Que así ocurra, intriga. Su inclusión en el poema no obedece a una ruptura. No es consecuencia ni efecto de una nueva vanguardia que toca reavivar en la poesía última de Blanca Varela. Ajeno a la liquidez conversacional de la lengua y al calentamiento gaseoso del lenguaje metafórico, "[...] el más crudo invierno" es literalidad pura que somete al poema al más radical enfriamiento.
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