Reseña del libro "Vivienda Colectiva, Espacio Público y Ciudad"
El libro estudia la ciudad, desde los ensanches de mediados del siglo XIX donde establece el principio de la historia que quiere contar, hasta nuestros más recientes días en pleno pálpito e incertidumbre de la crisis. El recorrido sigue un curso cronológico y salta de un país a un barrio o a una ciudad, según donde se produzca el acontecimiento que le interesa. Como el autor dice el texto es eurocéntrico, pero habla de otros continentes y no oculta sus paisajes preferidos. Es un libro dramático, cuando muestra los paisajes destruidos por la voracidad del dinero o la ignorancia culpable, y tierno cuando pasea por una acera sombreada o nos muestra una esquina concurrida y vivaz. Es un libro con buenos y malos, como las historias de la vida. Entre los segundos, a los que se cita con nombres y apellidos, la Involución Mimética, las Macroparcelas Cerradas y los Centros Comerciales periféricos; entre los primeros, la Manzana Abierta, la Calle Corredor y la Unidad Vecinal. La historia tiene un comienzo gozoso: el Ensanche de Barcelona que es estudiado a la luz de la historia de la ciudad y donde López de Lucio encuentra, no solo los aciertos de la idea que gustan al teórico, también las decisiones concretas que gustan al diseñador, sobre la proporción y la dimensión. Siguen otros momentos brillantes, las Hóf vienesas, las primeras soluciones de Holanda y luego el desencanto de la experiencia del "Movimiento Moderno", cuya "inmensa sombra" juzga con rigor, acusándole de abandonar una experiencia secular en aras a unas ambiciones transportadas inadecuadamente desde el mundo del "arte". Pero lo analiza y salva lo bueno, como hiciera Don Quijote con los libros de caballerías: los conceptos higienistas o barrios berlineses como Siemensstadt o el Hansaviertel de Aalto.
